Untitled (Como La Canción De Sigur).
miércoles, diciembre 29, 2004
Y siempre me gusta empezar con la “y” es como si no sintiera un vacío previo a lo que escribo y también siento que después todo será mas fácil de reiniciarse. Me es inevitable empezar con “y” aunque no sea aceptado, de hecho evito hacerlo.
Este lugar es mágico, lo he pensado muchas veces y hoy lo reitero, me ha provocado ataques verdaderamente desesperantes de claustrofobia, pero sé que cuando me vaya lo voy a extrañar, aquí las tardes se ven distintas, el sol se cuela entre los árboles; la ventana despedaza esos rayos y la oficina se llena de una atmósfera que me hace callar (claro tampoco hay nadie con quien compartir estos momentos; nadie lo entendería).Trabajo en una estación de radio, no, no me paro frente a los micrófonos y exhibo mi gran ignorancia, eso se lo dejo a los que tienen afán de notoriedad y talento. Yo me dedico a escuchar a mi jefe en sus ideas y escuchar a Ana quien hora esta de vacaciones.
Aquí los minutos no pasan, desde que llego hasta que salgo la oficina me resulta hartarte, no lo mencione pero mi trabajo (según debe ser) es el de hacer llamadas y cosas por el estilo; en pocas palabras: asistente.
En realidad es difícil estar en un lugar donde no deseas y a ciencia cierta no saber que haras después de terminar este ciclo. Todos emiten juicios como: “tu eres inteligente” “vas a llegar lejos” mientras yo solo pienso que todas sus palabras son mierda, porque al final de cuentas nadie me conoce, ni siquiera yo.
Mis dias se van uno tras otro y lo peor es que soy conciente si por lo menos pudiera anestesiarme del tiempo y ver como pasa seria fabuloso, iria por la vida con un casette dispuesto a borrar y a grabar con facilidad inaudita, pero eso no sucede, me vuelvo conciente de todo y mi pasado lo cargo lenta y dolorosamente, no lo puedo separar de mi pero no puedo vivir en el. Las manos se congelan y los rayos de sol no me ayudan nada.
Todo es tan complicado.
Supongo que escribo esto por no tener algo mejor que hacer. El jefe me ha pedido buscar información referente a la fundacion de merida y para ser sincera conmigo misma no tengo ganas de saber nada de nada. Tengo libros maravillosos asentados en mi librero, tengo canales de televisión para escoger el que mas guste, tengo musica para hartarme el resto de mi vida de ella, pero no quiero nada, no quiero salir con mis amigos, no quiero platicar, yo no sé si quiero algo.
Todo carece de sentido, pareciera que estoy aquí por alguna extraña broma de la cual nunca me enteré.
Este lugar es mágico, lo he pensado muchas veces y hoy lo reitero, me ha provocado ataques verdaderamente desesperantes de claustrofobia, pero sé que cuando me vaya lo voy a extrañar, aquí las tardes se ven distintas, el sol se cuela entre los árboles; la ventana despedaza esos rayos y la oficina se llena de una atmósfera que me hace callar (claro tampoco hay nadie con quien compartir estos momentos; nadie lo entendería).Trabajo en una estación de radio, no, no me paro frente a los micrófonos y exhibo mi gran ignorancia, eso se lo dejo a los que tienen afán de notoriedad y talento. Yo me dedico a escuchar a mi jefe en sus ideas y escuchar a Ana quien hora esta de vacaciones.
Aquí los minutos no pasan, desde que llego hasta que salgo la oficina me resulta hartarte, no lo mencione pero mi trabajo (según debe ser) es el de hacer llamadas y cosas por el estilo; en pocas palabras: asistente.
En realidad es difícil estar en un lugar donde no deseas y a ciencia cierta no saber que haras después de terminar este ciclo. Todos emiten juicios como: “tu eres inteligente” “vas a llegar lejos” mientras yo solo pienso que todas sus palabras son mierda, porque al final de cuentas nadie me conoce, ni siquiera yo.
Mis dias se van uno tras otro y lo peor es que soy conciente si por lo menos pudiera anestesiarme del tiempo y ver como pasa seria fabuloso, iria por la vida con un casette dispuesto a borrar y a grabar con facilidad inaudita, pero eso no sucede, me vuelvo conciente de todo y mi pasado lo cargo lenta y dolorosamente, no lo puedo separar de mi pero no puedo vivir en el. Las manos se congelan y los rayos de sol no me ayudan nada.
Todo es tan complicado.
Supongo que escribo esto por no tener algo mejor que hacer. El jefe me ha pedido buscar información referente a la fundacion de merida y para ser sincera conmigo misma no tengo ganas de saber nada de nada. Tengo libros maravillosos asentados en mi librero, tengo canales de televisión para escoger el que mas guste, tengo musica para hartarme el resto de mi vida de ella, pero no quiero nada, no quiero salir con mis amigos, no quiero platicar, yo no sé si quiero algo.
Todo carece de sentido, pareciera que estoy aquí por alguna extraña broma de la cual nunca me enteré.
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